¿Demándame Marín?

La campaña tuitera en contra del Director Editorial de Milenio, Carlos Marín, parte de un falso supuesto, un poco de inocencia y otro tanto de ignorancia. Sin embargo, ha colocado en el ideario colectivo de la red social Twitter varias falsas premisas.

Para empezar, los linchadores asumen que la conversación grabada entre funcionarios del gobierno de Oaxaca y el gobernador, Ulises Ruiz, que fue dada a conocer en el programa de Carmen Aristegui, implica directamente al director editorial de Milenio en “un presunto convenio ilegal que tendrían éstos (se refiere a Radiofórmula y a Grupo Milenio) y el gobierno de Oaxaca”.

En la ilegal (esa sí) grabación (valiosa par ilustrar un secreto a voces: los gobiernos federal y estatales presionan a los medios de comunicación con las pautas publicitarias para obtener prebendas), el gobernador Ruiz se queja de que existe un convenio con Milenio que debería de blindarlos y mantener a raya al candidato opositor, Gabino Cué y que, lejos de ser así, el tal Gabino “lleva 40 minutos madreándonos con Marín”.

Es decir, lo que se infiere es que Ulises Ruiz tiene un acuerdo con Milenio para que no se transmita o publique nada del abanderado opositor a su gobierno.

Sin embargo, ahí está Cué, en un programa de televisión (que nadie ve, dicho sea de paso) “madreándoselos”. ¿Y el acuerdo? ¿Y la “inmundicia” de la que hablan los linchadores? ¿De qué hablan los linchadores?

En todo caso, si el propio Marín hubiera tenido un acuerdo con Ulises Ruiz, ¡lo estaba rompiendo!

Se entiende que el odio tuitero sea inversamente proporcional a su amor “por el único periodismo honesto” del mundo mundial, es decir, el de la periodista Carmen Aristegui. Lo que los tuiteros quizás no saben es que Carmen cometió el pequeñísimo error de no contrastar la información que estaba presentando, ni de acudir a las fuentes directas implicadas, es decir, a los voceros de Milenio, Fórmula y el gobierno de Oaxaca.

Simplemente aventó la pedrada y le pasó la estafeta a Lorenzo Meyer, historiador identificado desde hace décadas con la autodenominada izquierda mexicana, intelectual, académico… pero no por eso perfecto.

Don Lorenzo se fue con la finta e infirió que los medios de comunicación han entregado la línea editorial a los intereses de los poderes reales del Estado. Cosa difícil de comprobar, pero probable, aunque, en este caso en particular, equivocado a la luz de la entrevista que el propio Marín le hizo a Gabino Cué.

La ira con la que Carlos Marín reaccionó ante la implicación del historiador raya el terreno de la psicología. En todo caso, más allá del hígado que descargó en su columna, está en todo su derecho de demandar a Meyer por difamación y tiene amplias posibilidades de ganar el pleito legal.

Lo realmente triste, en este caso, es que la defensa que se ha hecho de Meyer en Twitter pinta, por un lado, la grave crisis de credibilidad que sufren los medios de comunicación mexicanos, tan lejos de los consumidores y tan cerca de los anunciantes. Y por otro lado, refleja la grave crisis intelectual de la “inteligenzza” mexicana que desperdicia valiosos tiempo, intelecto, caracteres, electricidad, bytes de conexión, en una cruzada que borda lo ridículo.

Ridículo, sí, porque dudo mucho que Lorenzo Meyer necesite que alguien lo defienda, así ese alguien sea Sergio Aguayo o la propia Carmen, quienes ya pidieron que Marín los incluya en la potencial demanda.

Lo preocupante, sin embargo, es que no se ve por donde, ni cuando, los medios de comunicación vayan a romper el círculo vicioso que los ata al poder. Mientras aquellos insistan en mantener su línea editorial inmaculadamente alejada del pueblo, con temas "cultos e importantes", pero absolutamente intrascendentes para la población en general, seguirán dependiendo, con números de circulación ridículos, de la caridad de los gobiernos para sobrevivir.

Comentarios

  1. Leí con atención tu texto y como promotor de la iniciativa que criticas, me veo en la obligación de contestarte.

    Si bien #DemandameMarin se inserta en la discusión que se desarrolla entre la columna de Carlos Marín y la mesa de análisis de Aristegui, esta tiene como fundamento nuestro hartazgo como ciudadanos lectores de noticias por la impunidad con la que consideramos se conducen el director editorial de Milenio y otros periodistas de ese y otros medios, ante las grabaciones en cuestión, pero, fundamentalmente en su quehacer cotidiano.

    Así, la creación y publicación del documento como la recolección de firmas, acción espontánea de un grupo de no mas de 3 personas entre las que me encuentro; nace no solo para apoyar a Meyer, Aguayo y Aristegui, sino principalmente para decirle a Carlos Marin y sus secuaces que habemos quienes no les creemos, quienes sabemos que mienten y manipulan y que estamos dispuestos a señalarlo frente a esta u otra coyuntura por los escasos medios a nuestros alcance.

    Entonces, surge lo verdaderamente importante (y emocionante, al menos para mi), que es la reacción de nuestros iguales una vez que la propuesta esta en la red. Mas de 270 personas (al tiempo en que esto se escribe) de todas partes de la Republica, e incluso de connacionales que viven fuera del país, que viendo reflejado su sentir en lo que el documento expresa, sin saber quienes son los autores, deciden adherirse a la causa; tal vez dudando de su efectividad, aun sabiendo que puede derivar tan solo en una curativa catarsis. Ciudadanos que no nos conocemos entre si, mi estimado Gabriel, y que solo nos une la convicción de que las cosas en la política y en los medios ha llegado a un nivel de podredumbre intolerable y requieren de un cambio urgente. ¿Cómo restarle valor a eso?

    No obstante, tu nos denominas linchadores. Linchadores por disentir y protestar pacífica, libre y legalmente por lo que consideramos una grave y concertada violación a nuestro derecho de acceso a una información veraz, plural e imparcial por parte de un poderoso grupo de periodistas y empresarios de la comunicación, expertos, ¡ellos sí!, en linchamientos mediáticos.

    Paradojicamente en tu fallido intento por ilustrar lo anterior, basas prácticamente toda tu argumentación en “falsas premisas” que crees detectar en la protesta que venimos realizando, como señalaré en el siguiente comentario por cuestión de espacio.

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  2. Afirmas, no sin razón, que la grabación en cuestión “Esa sí” es ilegal, pero infieres que su contenido no lo es, es decir, el presunto [te cito] “convenio con Milenio que debería de blindarlos y mantener a raya al candidato opositor” respaldando frágilmente la idea con: “En todo caso, si el propio Marín hubiera tenido un acuerdo con Ulises Ruiz, ¡lo estaba rompiendo!” Vaya, Ahora resulta que si un ladrón regresa el objeto que acaba de robar, nunca existió delito.

    De modo maniqueo nos endilgas la idea de que el de Aristegui es “el único periodismo honesto del mundo mundial” sin reparar que es justamente en ese tipo de acusaciones polarizantes, propias del periodismo que criticamos, donde anida el odio que nos atribuyes y que nos tiene enfrentandos como sociedad desde antes de 2006. Al menos en mi caso, no tengo relación con ningún medio de comunicación, ni con organización política alguna, que me obligue o motive a manifestarme en un sentido u otro. Opino y actúo desde la plena libertad de ideas y jamás he escatimado en críticas hacia corriente o personalidad alguna. Entiendo que no todos puedan decir lo mismo.

    Señalas después un supuesto error en el periodismo de Aristegui por no corroborar fuentes, tras el cual, la periodista pasa “la estafeta a Lorenzo Meyer, historiador identificado desde hace décadas con la autodenominada izquierda mexicana, intelectual, académico… pero no por eso perfecto.” Mas allá de tus clases de periodismo a Aristegui, no entiendo a que viene la semblanza. No se si con ella intentas explicar que Meyer esta en las antípodas de Marín, es decir, en la derecha y el oficialismo o te parece que esa identificación con la izquierda le resta, por alguna razón, credenciales para opinar sobre este u otro tema. Y ¿por qué habría de ser perfecto por esa identificación? Raro.

    Mas adelante, en una extraña dicotomía, consideras probable que los medios de comunicación hayan “entregado la línea editorial a los intereses de los poderes reales del Estado” pero concluyes que en el caso de las grabaciones dada la (prueba irrefutable) entrevista de Marín a Cué, Meyer se “va con la finta” al inferirlo. Es decir, tal vez si sean unos ladrones de mierda y con esto violen el derecho a la información de la sociedad, llevándose entre las patas la democracia de un país entero, pero… no me parece correcto que un analista lo infiera o que un grupo de ciudadanos linchadores anden recolectando firmas para quejarse de ello. Curiosa moral la tuya.

    Un poco mas abajo, señalas en tono irónico que nuestra defensa a Meyer “refleja la grave crisis intelectual de la “inteligenzza” mexicana que desperdicia valiosos tiempo, intelecto, caracteres, electricidad, bytes de conexión, en una cruzada que borda lo ridículo.”

    ¡Genial! solo te falto agregar: Pudiendo utilizar todo aquello para defender, como hago yo, a un periodista que a su vez defiende un día a los funcionarios involucrados en la catástrofe de la guardería ABC y el otro el dictamen de Bazbaz sobre el caso Paulette.

    Consideras entonces que Meyer no necesita que lo defiendan, sin lograr entender que, como se afirma al inicio, #DemandameMarin trasciende a Meyer; trasciende a Aguayo y a Aristegui, y responde a un interés legítimo por alzar la voz en lo individual y en lo colectivo contra lo que consideramos un ataque frontal al desarrollo democrático de nuestro país por parte de la perversa dupla medios-gobierno.

    continua...

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  3. Cierras finalmente con un párrafo sumamente confuso: te dices preocupado por no saber “por donde, ni cuando, los medios de comunicación vayan a romper el círculo vicioso que los ata al poder.” (Tanta “ridícula cruzada” de nuestra parte para señalarlo y tu ¡lo haces de un plumazo y sin pestañar!) Y atribuyes la lejanía del pueblo con los medios de comunicación a que estos tocan temas que supones son presentados falsamente como “cultos e importantes”, que no venden y que en tanto los hace depender de la “caridad de los gobiernos para sobrevivir”. Rarísimo. Solo aventuro una pregunta: ¿La caridad gubernamental a la que te refieres, es por casos como las revistas Letras Libres, Revista Milenio y las revistuchas de Editorial Televisa, que son las mas beneficiadas por la publicidad gubernamental en su rubro en lo que va del Gobierno de Felipe Calderón?

    Termino con una pregunta. En un momento en que nuestro país sufre graves dolencias en temas de seguridad, pobreza, educación, salud, estado de derecho, corrupción, impunidad… ¿Cómo es que decides enfocar tu atención crítica en una iniciativa ciudadana?

    Saludos.

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  4. A Marín no es la primera vez que lo embarran, igual le pasó cuando salió lo de los videoescándalos del sr. ahumada, lo malo que ahí nomás pagó los platos rotos un reportero al que corrieron, y el sr marín tan campante como siempre.

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  5. Querido Sicapeas: Ora si, que no sé ni por donde empezar.
    Lo haré con una cita extraída de tu denuncia ciudadana: "Existe una poderosa camarilla en los medios de comunicación que responde articuladamente a los intereses de nuestra ignominiosa clase política, misma que agradece los favores recibidos con contratos de publicidad, concesiones y prebendas personales". Te pregunto: ¿Tienes alguna prueba de que Marín pertenezca a esa supuesta camarilla?
    Yo sí tengo pruebas de que no es así. Cuando en enero de este año, Milenio Diario y Milenio Hidalgo publicaron una encuesta que colocaba a Xóchitl Gálvez a la cabeza de las preferencias para encabezar la alianza opositora en Hidalgo, todos los diarios fueron "comprados" en el estado. Todos.
    En ese entonces, el director editorial de Milenio Hidalgo recibió toda clase de presiones, desde distintas trincheras, gubernamentales y no, para que esa encuesta no fuera publicada. Una vez que se publicó, sólo hubo tres personas que lo defendieron -aunque las otras dos, no son harina de este costal-. Las palabras textuales que Carlos Marín le dijo al director de Hidalgo fueron:"mañana la publicamos otra vez, y si nos vuelven a comprar el periódico, así nos vamos hasta el 4 de julio". El director de Milenio Hidalgo, en ese entonces era yo, como ya lo sospecharas, Sicapeas.
    Es importante aclarar, que a pesar de lo anterior, este post no pretendía defender a Marín, como sí pretende denunciar el origen de una iniciativa, que por muy ciudadana que sea, no necesariamente está bien planteada y elaborada.
    Me sumo, en la esencia de la iniciativa, a la denuncia de falta de libertad, a la coacción de los gobiernos, a la vocación mercenaria de algunos dueños de medios de comunicación. A lo que no me sumo, ni me sumaré, es al linchamiento público o privado de un personaje como Carlos Marín, de quien se podrán criticar muchas cosas, entre ellas, sin duda, su postura ante los casos que citas, Sicapeas, pero nunca, de no defender la libertad de expresión de su medio y de quienes ahí trabajan. Lo cual, por cierto, no es mi caso, ya que la columna que escribo, y que nunca ha sido objeto de censura por parte del señor Marín, no representa para mí, más que la oportunidad de expresar mi punto de vista, con total y absoluta libertad, sin que ello me signifique ningún pago de por medio, ni de Milenio, ni de ninguna otra institución o personalidad.
    Una vez aclarado lo anterior, trataré de continuar.
    El supuesto error de Carmen Aristegui no es supuesto, Sicapeas. Es un error. Los periodistas tienen la obligación de corroborar la información que reportean (cosa que jamás ha hecho Aristegui, dicho sea de paso), y de contrastarla. Eso, lo mismo en caso de que estemos hablando de un reportaje antropológico que de uno de finanzas. Entiendo que eso no lo sepas tu, que no eres periodista, pero asumo que Carmen lo sabe, ya que se dice periodista. A propósito, no necesito ni pretendo darle clases de nada a Aristegui. De ser así, le enviaría libros sobre el tema, incluido, claro que sí, el Manual de periodismo de Carlos Marín.
    (Continúa)

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  6. Cito de nuevo: "tu nos denominas linchadores. Linchadores por disentir y protestar pacífica, libre y legalmente por lo que consideramos una grave y concertada violación a nuestro derecho de acceso a una información veraz, plural e imparcial por parte de un poderoso grupo de periodistas y empresarios de la comunicación, expertos, ¡ellos sí!, en linchamientos mediáticos." Si, los denomino linchadores porque lo que iniciaste no fue una campaña de protesta, sino de desprestigio, sin bases, en contra de un periodista, no de Milenio, no de Fórmula, no de Televisa, Azteca, CNN, El New York Times o el Washington Post. Tampoco veo un asomo de protesta en contra de Ulises Ruiz ni ninguno de sus compinches. Si a la luz de las críticas a tu movimiento, decides victimizarte, ese es tu problema, la evidencia de lo que digo está en la página que colgaron para exigirle a Marín que los incluya en la potencial demanda en contra de Loreno Meyer.
    Por cierto, la biografía a Lorenzo era necesaria porque no creo que tu reacción, y la de muchos tuiteros a los que he visto montados en la campaña, hubiera sido la misma si el objetivo de la denuncia de Marín hubiera sido Héctor Aguilar Camín, Enrique Krauze o Leo Zuckerman. Tu simpatía por la izquierda que Meyer (y para el caso Aguayo y Aristegui) representa, es el motor inicial de tu indignación.
    Tendrías entonces que investigar más para saber un poco más del pensamiento, los orígenes y trabajo de Marín, Aguayo, Carmen y Lorenzo. Ninguno de ellos, vacas sagradas de absolutamente nada (ya no digamos Aguilar Camín o Krauze).
    Por desgracias, querido Sicapeas, la investigación periodística no siempre conduce a la denuncia social políticamente correcta. Puedo entender que eso no te guste de Milenio y de Marín. También explica tu preferencia por Carmen.
    Pero eso no implica, bajo ningún supuesto, que la cruzada en la que te has embarcado deba ser digna de reconocimiento, solo por existir.
    Al contrario, y con esto contesto a los últimos párrafos de tu segundo y tercer comentario, debe ser duramente criticada por quienes vemos en la construcción de una ciudadanía informada y responsable, el camino para desalojar el cinismo, la corrupción, el valemadrismo, clientelismo, corporativismo y el largo etcétera que gustes, del modus operandi de los mexicanos. No criticar una iniciativa viciada en su origen, es legitimar algo que, de prosperar, sentaría un pésimo precedente para la libertad de expresión y la democracia en México: Marín, querido Sicapeas, puede opinar lo que se le antoje y ni tu, ni nadie, debería de tratar de coartarlo.
    A menos, claro, de que responsablemente, acudas a una instancia menos trendy que un movimiento tuitero y, con pruebas, vayas ante un juez y denuncies a Marín por todo lo que has argumentado. De lo contrario, querido, no estarás sino encabezando ooooootro movimiento de marquesina, sin fondo, objetivo y, por supuesto, sin futuro.
    Y el problema con esa clase de movimientos es que debilitan a todas las demás potenciales iniciativas ciudadanas que, en un futuro, nacerían con el estigma de inmadurez con la que se han conducido no solo esta, sino muchas otras como el famoso e inútil aventón ciudadano, por mencionar algunas.
    En fin, recibe un abrazo, que seguiremos tuiteando y, en una de esas, cheleando.

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  7. Gracias por la respuesta Gabriel. A continuación hago lo propio.

    Desgraciadamente yerras en algo fundamental que te hace tropezar a lo largo del texto. Crees dirigirte a un genérico. En este caso a un izquierdista, comprometido con alguna causa política; que responde a esquemas propios de su bandera y reacciona a fórmulas maniqueas como buenos y malos intelectuales, buenos y malos periodistas, buenos y malos políticos. Mismas fórmulas, dicho sea de paso, que se repiten en los de derecha y derivados.

    De ahí que afirmaciones como “no creo que tu reacción, y la de muchos tuiteros a los que he visto montados en la campaña, hubiera sido la misma si el objetivo de la denuncia de Marín hubiera sido Héctor Aguilar Camín, Enrique Krauze o Leo Zuckerman” o “Tu simpatía por la izquierda que Meyer (y para el caso Aguayo y Aristegui) representa, es el motor inicial de tu indignación.” Carezcan de todo valor.

    No Gabriel, mi actuar, como te dije en el texto anterior, responde a lo que veo, escucho y siento; mi brújula apunta en todo caso a la verdad o a lo que creo que ésta es. Lo mismo critico a Milenio que a La Jornada, quien por cierto hizo mutis sobre el caso que nos ocupa y lo señalé claramente en mi limitado espectro. No tengo problema en “retuitear” el plagio que hace José Maria Pérez Gay, en este ultimo diario, del texto de Carlos Reis sobre Saramago, como lo informo Letras Libres el día de hoy; como no lo tendría en promover un #DemandameAristegui si se presentaran en ese sentido las cosas.

    Es así que la acusación de linchadores pierda todo sentido. Yo no llevo agua a ningún molino ni pertenezco a ningún grupo que se vea beneficiado por mis acciones. Carlos Marín no es mi enemigo, aún cuando su labor periodística me parezca una basura, como la de muchos otros. Es la trascendencia de sus acciones y omisiones en torno al derecho a la información de los ciudadanos, y todo lo que ello implica, lo que me preocupa y motiva a emprender acciones como Demándame Marín. ¿Y por qué en este caso Carlos Marín? Es claro, es quien aparece mencionado como probable corrupto en las grabaciones.

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  8. En cambio tu posición es la de alguien que tiene una pertenencia, respetable y legitima, pero naturalmente sesgada, y explica que creas enfrentarte con “un enemigo común”. No dudo un ápice sobre la veracidad de tu anécdota de lo sucedido en Milenio Hidalgo, sin embargo, no prueba más que el actuar de Marín en un caso particular que tendrá sus características propias, y pareciera entonces más dirigida a que la lea él, que yo, al no aportar nada en esta discusión. Tomar tu anécdota como prueba de su honradez, seria tanto como decir que Fox fue un presidente comprometido con los pobres al crear el programa Oportunidades.

    Me pides pruebas de que Marín pertenece a una camarilla que responde a intereses políticos, en un modo, por cierto, netamente político: “Si tiene pruebas que denuncie” formulan éstos cada que sale a la luz pública corruptelas de sus allegados, sabedores de contar con un sistema de justicia corrupto e ineficaz que les asegura la impunidad, al tiempo que echan mano de los medios para hacer el control de daños frente a la sociedad. Pero vamos, si tú mismo reconoces que al escuchar las grabaciones se infiere un convenio entre el gobierno de Oaxaca y Milenio y Radio Fórmula, mismo que en cualquier caso es ilegal. ¿Cómo es que decides descartarlo y apegarte mejor a una anécdota que viene a ser una gota en el mar de acción de Carlos Marín? Sencillo, porque tienes una pertenencia que te hace no buscar la verdad, sino tu verdad; aquella que te diga que tu jefe (o ex-jefe) no es un vendido y te libre de cualquier sentimiento de culpa. Prefieres pensar que su postura ante el caso Paulette, ABC y su constante apología al Gobierno Federal responde en el peor de los casos a errores de percepción. Y entonces enfocas tu crítica hacia los de enfrente creyendo que eso exime de culpas a los tuyos o al menos desactiva las críticas al demostrar que todos son iguales, somos iguales. Las pruebas que me pides, Gabriel, son verdades de Perogrullo a la vista de quien quiera verlas.

    Finalmente, consideras que nuestra iniciativa debe ser duramente criticada por “quienes vemos en la construcción de una ciudadanía informada y responsable, el camino para desalojar el cinismo, la corrupción, el valemadrismo, clientelismo, corporativismo y el largo etcétera que gustes, del modus operandi de los mexicanos.” Por favor, si realmente te interesa contar con una ciudadanía informada y responsable debieras enfocar la mira hacia otros lados, como el duopolio televisivo; origen de la opinión pública de la gran mayoría de los mexicanos, donde participa de manera estelar nuestro Carlos Marín en la porquería de Tercer Grado.

    Esperas que el pueblo cambie, sin reparar que para que esto suceda, es necesario contar con medios de comunicación responsables, promotores de este cambio. Pero esa lucha no te interesa y es en resumidas cuentas lo que nos diferencia: tu abogas por la libertad de expresión, aunque esta raye en la impunidad; yo por el derecho a la información de los ciudadanos.

    Saludos y apuntado para las cervezas.

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  9. Querido Sicapeas, veo con un poco de frustración que nos separa una línea más delgada de los que parece. A lo largo de tu argumentación encuentro razones y oraciones que comparto, pero ni un asomo de autocrítica.
    Asumo, lo asumí desde un principio, que tu iniciativa está cargada de buenas intenciones, pero insisto en que parte de un principio equivocado: en ningún lugar de la grabación ni Ulises Ruiz ni sus compinches dicen algo así como: Háblale a Marín para que te explique qué pedo, pus ya habíamos quedado con él en que no sacara a Gabino. Dicen: Hay que arreglar a Marín.
    Y tu, y los que firman el documento asumen que lo arreglaron.
    Entiendo que no te voy a convencer de lo contrario y no veo con qué argumentos lo pueda hacer, porque lo que tu buscas es venganza en contra de esa porquería que es Marín.
    Mejor, pongámonos de acuerdo con las chelas.

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  10. vaya... me entero al menos de #DemandameMarin...
    la verdad, es que los lectores, pensamos de esta info... ¿pasará algo? porque con eso de que los periodistas denuncian, pero otros acusan y juzgan...nos vamos quedando en las mismas... se cometen actos ilegales ¿y?
    gracias por escribir de este tema @clausgr

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  11. Aquí esta:

    “RC: Sí, claro, mañana le hablo. Te lo quise comen...

    UR: Sí. Muy bien. Qué raro, ahí algo pasó.

    RC: Pues sí, porque este cuate no debía entrar allá mano.

    UR: Algo pasó, déjame ver.

    RC: Sí, gobernador.”

    Si eso no significa que tenían un acuerdo, no se que significa. Y ojo, ubiquémonos en que RC y UR no saben que los están grabando, en tanto ¿por qué habrían de mentirse uno a otro?

    Así que no veo que autocrítica debo hacer.

    Y te repito, esto no es un pleito personal con Carlos Marin, el a mi no me hizo nada, así que no puedo buscar venganza de nada.

    Pero en fin, me queda claro, que no nos pondremos de acuerdo, ambos hemos planteado nuestras posturas, así que si lo consideras, nos abocamos al tema de las cervezas.

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  12. ¿Dónde está Sicapeas? ¡Sólo tu ves ahí una implicación a Marín!

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  13. UR: Sí. Muy bien. Qué raro, [[[ahí algo pasó.]]] <---¿AQUÍ?

    RC: Pues sí, porque este cuate [[[no debía]]] entrar allá mano. <---¿AQUÍ?

    UR: [[[Algo pasó, déjame ver.]]] <---¿AQUÍ?

    ¿No?

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  14. No. Se refieren a que Cué no debería entrar a Milenio TV, ¿no? Eso, ¡¿cómo implica a Marín?!

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  15. Ah, entonces si no implica al director editorial de Milenio, implica al director de Milenio TV, Ciro Gómez Leyva o a Pancho González, dueño del Grupo Multimedios. ¿O nos vamos sobre los camarógrafos al SCJN style?

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  16. En todo caso, ¿no? Es decir, a Ciro o a Pancho, no veo a Marín metido en esto. Marín es el producto del enojo, Sicapeas. ¿Qué parte de Ulises se enojó porque Marín estaba entravistando a Gabino Cué no ha quedado clara, mi buen?

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  17. ¡Genial! Estamos entonces ante la resolución de esta larga discusión. Finalmente aceptas que al menos un alto mando de Milenio, llámese Marín, Ciro o Pancho González, estaría implicado en un ilegal acuerdo con el gobierno de Ulises Ruiz, lo que significa no solo que Lorenzo Meyer no se va con la finta, sino que infiere lo correcto y en tanto la amenaza de Marín de demandarlo se queda en una absurda bravuconada (donde el destinatario de la queja debía en todo caso ser el gobierno de Oaxaca); cosa que a su vez, da origen a la inicitativa Demandame Marin. ¡Jaque-Mate!

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  18. Mmmh. Nop. Intuyo que, de ser el caso, se trataría de un directivo distinto a Marín.
    Insisto en que, sin pruebas, Meyer se va con la finta producto de una mala labor periodística de Carmen.
    La amenaza de Marín, nunca ha estado en duda, es una bravuconada.
    La iniciativa Demándame Marín, está viciada de origen, porque parte de una acusación no fundamentada.
    Pero si quieres que el mundo sea a fuerzas como tu lo ves, querido Sicapeas, entonces sí: Jaque Mate.

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  19. A ver, recapitulemos. Por un lado aceptas que seria algún directivo de Milenio, quien tendría el enjuague con el gobierno de Oaxaca, pero aseguras que Marín quedaria descartado de ser ese directivo porque él entrevista a Cué (aquí será interesante ver como le haces el control de daños a Ciro y Pancho González) ¿Pero por qué entonces Marín le pide a Meyer que se disculpe con [él], si este no lo menciona en el programa de Aristegui? ¿No es eso auto-incriminarse? ¿No será que hasta el mismo Marín deduce de la grabacion lo que tú no quieres deducir, que es que directa o indirectamente estaría implicado desde su alta posición en Milenio? Y ante estas evidencias, ¿Cómo puede estar mal fundamentada nuestra iniciativa si parte de, 1. Nuestro rechazo al periodismo de Marin y otros, y 2. La bravuconada y auto-incriminación de Marín cuando Meyer no hace mas que inferir lo mismo que tu y yo?

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  20. 1.- Acepto que, DE SER EL CASO, sería algún directivo de Milenio, excepto Marín. Bajo ninguna circunstancia acepto que efectivamente ocurrió el enjuague que tu sí ves. En mi caso aplica la razón, la objetividad, la formación profesional o la experiencia periodística, como lo quieras ver.
    2.- Me parece lógica la defensa que hace Marín, como director editorial de Milenio, pero más como el entrevistador que da pie a las "elucubraciones" de Meyer (y a las tuyas). No creo que se esté autoimplicando. Tu sí, yo no.
    Tu rechazo es a Marín, Sicapeas, aunque te quieras envolver en la bandera de la pureza intelectual, tu movimiento se llama "Demándame Marín". No se llama "Demándenme Marín y otros".
    E, insito, parte del principio, probable, pero no comprobado, de que Marín, Milenio y Fórmula son unos vendidos. No tienes ni una sla prueba, aunque tu gustes ver una autoincriminación freudiana en la visceral respuesta de Marín.
    La bravuconada de Marín es real, incorrecta, fuera de lugar, pero legal. La supuesta autoincriminación de Marín es algo que solo existe en tu cabecita "pura", "perfecta" y "a prueba e errores", Sicapeas.
    Insisto, es imposible que me convenzas con argumentos que parten de la fé que tu le tienes a lo que crees que pudo haber pasado, a especulaciones, a probables supuestos.
    Mi descalificación, que mantengo, a tu "movimiento", está basada en hechos, contundentes, comprobables y concretos. Es decir, mi descalificación a tu movimiento no es un asunto de fé, como si lo es tu defensa.

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  21. Por cierto, me quedé masticando una reflexión de un comentario tuyo anterior: "No dudo un ápice sobre la veracidad de tu anécdota de lo sucedido en Milenio Hidalgo, sin embargo, no prueba más que el actuar de Marín en un caso particular que tendrá sus características propias, y pareciera entonces más dirigida a que la lea él, que yo".
    Perdón, Sicapeas, pero el que estuvo promocionando el debate entre tu y yo, fuiste tu. No es a mi a quien le urge que lo lea Marín.

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  22. Al parecer llegamos a un punto de cerrazón en donde la discusión se vuelve cíclica, repetitiva. Así que cierro con este comentario.

    1. Marin se muestra ofendido con Meyer y pide disculpas para EL so pena de demandarlo EL, no la empresa, aun cuando Meyer no lo menciona en ninguna ocasión. Te parece lógico que él se manifieste como agredido principal pero totalmente ilogico que se le implique en el caso. Creo que a cualquiera le queda clara tu postura.
    2. La iniciativa se llama Demándame Marin porque Marin amenaza con demandar y es quien se manifiesta furibundo. Si fuera Milenio, se llamaría, Demándame Milenio y así puedes practicar con nombres hipotéticos. Pensé que a estas alturas te quedaba claro.
    3. Lo de cabecita "pura", "perfecta" y "a prueba e errores", no lo entiendo.
    4. Mis argumentos no parten de fe alguna. Cualquier persona con dos dedos de frente (y con una postura neutral) entiende que de la grabación se deriva un supuesto arreglo entre las partes y que eso requiere no solo ser señalado (como lo hace Meyer, como hacemos nosotros) sino investigado, cosa que evidentemente, a ti, persona preocupada por la “construcción de una ciudadanía informada y responsable…” te tiene sin cuidado. Tu lo que no quieres es que toquen a Marincito.
    5. Y respecto a la “promoción” del debate. Fuiste tu quien se metió en esta discusión a defender a Carlos Marin, con tu post original. Mismo que promocionaste en tuiter y que llego a muchos de quienes conocían Demándame Marin previamente. Es claro que me interesa que estos conozcan mi respuesta a tu texto.

    Termino la discusión con la seguridad de que cualquier cuestionamiento respecto a este tema tendrá respuesta en mis textos anteriores.

    Saludos.

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  23. Sin duda, agradezco el final de este intercambio.
    Puntualizo para qien supere la güeva y llegue hasta esta parte de los dos monólogos:
    1.- Supongo que sí, muchos tienen clara mi postura. Dudo que a ti te haya quedado clara.
    2.- En este punto, por fin, reconoces que tu "movimiento" no es contra la oligarquía, ni contra los medios malos malísimos o cualquiera de esos hipotéticos y momentáneos enemigos de México que mencionaste en algún punto de tu argumentación, sino contra Marín.
    3.- No creo que necesite mayor explicación.
    4.- Asumo que no consideras que tenga yo ni dos de frente (ni una postura neutral). Queda claro que, según tu, me tiene sin cuidado que se investigue el supuesto arreglo entre Ulises y alguien en Milenio. Te equivocas, de nuevo, me interesa, pero no creo que sea con una campaña de linchamiento tuitera (ni ninguna otra iniciativa de oropel) se vaya a conseguir. Insisto, no te veo levantando la denuncia correspondiente para que se "investigue". "Marincito", con todo respeto, me tiene sin cuidado. Como Meyer, no necesita que lo defiendan, seguro que él puede solito. Nunca entendiste la intención de mi post porque te preocupaba más tu "prestigio" tuitero, como lo evidencias en el punto 5., que la justicia social y bla bla bla.

    Saludos.

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  24. Amigo Gabriel con el respeto que te mereces, cuál es el punto de defender lo indefendible?

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